martes, 4 de junio de 2013

¿Cómo hemos llegado al punto de que sea más interesante lo que callamos que lo que decimos?

Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casa o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos... Esa persona con la que consigues compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella...
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderéis siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas químicas escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejareis de intentarlo... Os rendiréis y buscaréis a esa otra persona que acabaréis encontrando. 
Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más...
Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estabais leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza.
Os librareis de él o ella, dejareis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz, pero os aseguro que no pasará ni un solo día en que deseéis que estuviera aquí para perturbaros.
Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.

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