lunes, 14 de noviembre de 2011

Al fin y al cabo.

Alguien me dijo una vez que hay que perdonar, pero nunca olvidar, que quien una vez te la jugó, cien mil veces más lo podrá hacer; y que el hecho de que tu seas de una forma no implica que los demás se comporten como tu lo harías. Alguien me recordó hace algún tiempo, que últimamente la honestidad se vende muy cara, las amistades son casi imposibles, y en cambio la falsedad la regalan, las mentiras es una dosis diaria para sobrevivir, y el desconfiar un hecho actual. Los besos se esconden con un egoísmo interno, y para encontrar a alguien real tienes que armarte de paciencia y valor. Los te quiero se abrigan con sentimiento de culpabilidad, y los siempre y nunca más, llevan inscritos en letra pequeña: "Girate que te clavaré el puñal". Esto me hizo reflexionar caer en una enorme incertidumbre , irrealidad, de que valía realmente la pena, y hoy nadie me dice nada, nadie me recuerda, yo misma me doy cuenta de quien da un beso verdadero, quien se merece mi honestidad y quien posee transparencia, hoy me doy cuenta que no es difícil escoger lo bueno, lo real, de lo que simplemente falso. Cada persona se labra su campo y recoge lo que siembra.

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