viernes, 15 de julio de 2011

Las cosas nunca pasan por casualidad.

Creo que todo ocurre por una razón: las personas cambian para que puedas aprender a dejarlas marchar, las cosas salen mal para que puedas apreciarlas cuando salen bien, te crees mentiras para que tarde o temprano no aprendas a confiar en nadie sino en ti mismo, y algunas veces las cosas buenas terminan para que algo mejor pueda comenzar.

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