Agradecería una respuesta, aunque no tenga sentido. Una respuesta a la vida misma. Nosotros los humanos, seres con capacidad de pensar y razones, nacemos. Pero, ¿qué se supone que tenemos que hacer en la vida? Nuestro único objetivo marcado es reproducirnos para que la especia no se extinga... ¿y qué más da que haya más o menos humanos si en realidad no hemos venido a hacer nada en la Tierra? El resto de los eres vivos nacen, se preocupan por sobrevivir, no lo consiguen y muere. En cambio, nosotros, nos pasamos la vida enredados en mil malentendidos que en el fondo no nos llevan a ningún sitio. Se supone que para ser felices no nos puede faltar dinero, salud, amor y amistas. Si falta alguno de esos cánones nos sentimos vacíos. Pero nos pasamos media vida preocupándonos y empeñándonos en alcanzar la felicidad en estado puro, el máximo, tenerlo todo y cuanto antes. Y si te paras a pensar... ¿cómo puedes ser feliz sabiendo que has malgastado la mitad de tu vida en alcanzar lo inalcanzable? Sin disfrutar de los pequeños momentos de felicidad que la vida te iba ofreciendo por el camino... Y después de todo, al final, uno se queda solo. La vida te forma como persona, los amigos, la familia, el dolor, las experiencias te van completando, te van llenando, y todo eso, ¿para qué? Para que al final, en tus últimos años de vida, cuando verdaderamente ya no te importe nada, te des cuenta de quién eres en verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario