lunes, 10 de octubre de 2011

Mən səbr heç vaxt sonra.

Nunca he tenido paciencia.
Desde pequeña, cuando sabía que algo bueno me pasaría al día siguiente no pegaba ojo en toda la noche. Dejaba la persiana totalmente subida para que al amanecer la luz me golpeara en el rostro y el nuevo día llegara tan rápido que el sueño no durase mas que unos anuncios. Sí, siempre he pensado que el sueño son unos anuncios; algunos largos como los publirreportajes, otros cortos como los tráilers y otros minúsculos teasers. Y todos hablan sobre nuestros deseos. Sin embargo no los entendemos porque es como si los rodara David Lynch.
Pero volvamos al tema, soy impaciente, lo sé y me gusta. Creo que aunque la impaciencia se convirtió un día en un defecto horrible, todos sabemos que es una virtud. Algún día el mundo será de los impaciente. O eso espero. 

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